Situación (Es un pícaro que le gusta escribir en sus ratos libres y su madre estaba embarazada, pero el niño en la tripa de su madre murió y le escribe una historia contándole su vida y como es él aunque sabe que nunca la leerá, porque no existe, no pudo llegar a nacer).
Alcázar de San Juan a 31 de mayo de 2015
Estimado hermano :
Hola, soy tu hermano Gonzalo Hernández aunque nunca llegarás a leer esta carta, ni tampoco me conocerás quería escribirte como soy, la vida que llevo y demás.
Yo no vivo con mamá, me abandonó hará 5 años ahora tengo 20, nos abandonó a mi y a tu otra hermana Laura, ella tan solo tenía 4 años. Vivíamos en una cabaña con lo poco que teníamos, papá también nos abandonó cuando yo solo tenía 3 años y mamá estuvo un tiempo cuidando de nosotros pero ya no se podía hacer cargo de nosotros, ya que no teníamos mucho dinero y se fue a otra cuidad a encontrar un trabajo digno, en el que cobrara un sueldo digno.
Yo cuidé de tu hermana y de mi como pude y nos fuimos a un pueblo que había al lado, una anciana que nos encontró en una calle pidiendo dinero para poder comer un pedazo de pan dijo que entráramos a su casa, la anciana vivía sola y nos dió de cuanto tenía, nos invitó a vivir con ella ya que decía que no teníamos muy buen aspecto, yo estaba delgado y tenía la ropa rasgada, mi pelo rubio en vez de oro parecía carbón al igual que las manos. Laura es bajita, delgada y también con el pelo rubio como rayos de sol, pero cuando llegamos a casa de la anciana también lo tenía igual de sucio que yo.
La anciana llamada Ascensión nos daba de comer a diario, y nos lavaba la ropa, pero yo tenía que trabajar a cambio en su panadería limpiando los hornos y vendiendo el pan a la gente que venia a comprarlo.
Aunque soy un poco vago y cabezota y no me gustaba hacer esas cosas, pero las hacía solo para poder mantener a Laura.
Ella siempre me lo ha agradecido como a podido ayudándome a limpiar y a atraer clientes a la panadería de Ascensión, aquella anciana se convirtió como en nuestra madre ya que nos había ayudado cuando más lo necesitábamos.
Un día cuando le tocaba a Ascensión estar expuesta al público en la panadería (porque hacíamos turnos) vino un hombre que parecía un vagabundo según nos contó pero decía que era igualito que yo rubio, ojos verdes, delgado, alto como una jirafa y con un lunar encima del labio, papá era así pero a mi no se me pasó por la cabeza que pudiera ser él, ya que hacía mucho tiempo que no lo veía y no me acordaba del todo bien de su físico, porque cuando nos abandonó tan solo tenía 3 años.
Pasaron 3 semanas y no volvimos a sacar el tema, aunque yo siempre lo tenía presente. Me tocó a mi ponerme a vender pan y volvió el hombre que decía Ascensión me miró fijamente a los ojos y me dijo -¿Eres tú? +¡Papá! -Hijo mio, he intentado buscaros todo lo que he podido, pero cuando llegué a la cabaña ya no estábais ,estaba preocupado, pensaba que os había pasado algo, cuentame que haces con esta mujer.
Yo se lo conté todo y el dijo que no se podía quedar viviendo a costa de Ascensión aunque le daba apuro y se volvió a marchar.
Yo un día decidí salir a dar una vuelta mientras que Ascensión se quedaba cuidando a Laura, había unos niños jugando a una cosa llamada ''fútbol'' dije que si podía jugar con ellos pero se rieron de mi, me dijeron que porque iba vestido con una gorra y que porque vivía con una señora tan mayor que ella no sería mi madre, yo me calle y seguí calle abajo y me encontré a una niña en un portal estaba muerta de frío, y le deje mi camisa ya que yo tenia una camiseta debajo, ella me lo agradeció y se llamaba Claudia, estaba muerta de hambre y tenía la ropa manchada, se parecía a mi cuando llegue a aquel pueblo sin nada, le pregunté por sus padres y dijo que su madre nunca estaba con ella, que siempre estaba trabajando, pero no tenían dinero ni para tener una casa, vivían en la calle y comían de lo que la gente les proporcionaba.
Todos los días cuando terminaba de trabajar en la panadería, los trozos de pan que sobraban me los metía debajo de la camisa y se los llevaba al portal donde solía estar sentada.
Ascensión murió cuando yo tenía 18 años y Laura y yo nos quedamos a vivir en aquella casa y aquí seguimos.
Solo quería contarte esto, la historia de mi vida aunque tu no hayas nacido y no hayas podido leer esta carta aquí cuento lo que hubiera podido ser también tu vida, hubiera cuidado de ti igual que cuide de Laura.
Un saludo y un beso, de tu hermano Gonzalo.
Buenas Laura, he leido tu relato y me ha parecido muy emotivo, he visto que has utilizado metaforas y comparaciones,esta también muy bien redactado.Un saludo,Marta.
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